viernes, 30 de noviembre de 2012

ESTATUA SEDENTE DE HATSHEPSUT

ESTATUA SEDENTE DE HATSHEPSUT






Durante la XVIII Dinastía de Egipto, el Imperio gozaba de un gran esplendor. Uno de los faraones que consiguió grandes riquezas y conquistas militares fue Tutmosis I, que junto a Amosis dieron vida a Hatshepsut y a otros tres hijos varones de los que sólo sobrevivió uno, Tutmosis II, de salud enfermiza. Para el faraón, su hija era la más apropiada para ocupar el trono, pero su condición de mujer lo imposibilitaba y por ello, la desposaron con su hermano para que juntos pasaran a gobernar el país tras la muerte de Tutmosis I.
Tras catorce años de matrimonio, Tutmosis II murió dejando un único hijo varón que dio a luz una simple concubina. Junto a Hatshepsut sólo tuvo una hija, que una vez más, por ser mujer no podía reinar. Su hijo varón, de corta edad, fue proclamado faraón bajo el nombre de Tutmosis III. Dado que el pequeño era demasiado joven para gobernar, la corte realizó “una consulta a los Dioses” y se acordó que Hatshepsut asumiría el poder de Egipto como reina regente. Ella, que ansiaba cumplir el deseo de su padre de ocupar el trono como un verdadero faraón, se encargó de alejar a su hijastro del poder mientras se entrenaba militarmente y así gobernó en solitario.
Tal era el esplendor del que seguía gozando el Imperio, que el pueblo y los sacerdotes aceptaron de buen grado estar gobernados por una mujer. Pero lo que ella quería era ser Faraón, algo que estaba vetado para las mujeres. Sin embargo, su ambición era demasiado fuerte y con el apoyo de los sacerdotes, a los que dotaba de privilegios y daba donativos, se autoproclamó hija del Dios Amon y faraón de Egipto, sin que el joven Tutmosis III pudiera hacer nada por evitarlo.
Hatshepsut se convierte en la primera mujer que ostentaba el título de Faraón y una de las más poderosas de la historia.
El reinado de Hatshepsut fue tan esplendoroso como lo fue el de su padre, restableció relaciones comerciales perdidas durante la ocupación de Hyksos y la riqueza que trajo a Egipto le permitió encargar numerosos proyectos de construcción en todo el Imperio, así como numerosas estatuas de su persona, en las que se hacía retratar como hombre para atribuirse más poder. Estas construcciones y esculturas, mostraban al pueblo el inmenso poder que esta Reina-Faraón había conseguido pese a ser mujer. Su reinado duró veintidós años (1479-1457 a.c.)
Tras su muerte, Tutmosis III ascendió al trono e intentó borrar todo rastro de ella destruyendo las numerosas estatuas que de Hatshepsut existían, mas no pudo deshacerse de todas.

La estatua elegida simboliza el poder porque vemos a la reina en su trono con los atuendos que sólo los faraones podían llevar, por tanto nos muestra a Hatshepsut como la máxima dirigente de Egipto y la que ostenta el poder, así quiere mostrarse ante su pueblo.

Esta escultura, que procede del templo mortuorio de la reina, Deir El-Bahari, en la actualidad se halla en el Museo Metropolitano de Nueva York. Data del reinado de Hatshepsut (1479-1457 a.c.), está realizada en piedra caliza y mide 195 cm.
Hatshepsut lleva la ropa ceremonial de los faraones, falda real, el nemes rayado, tocado con el Ureus que simboliza a la diosa Uadyet y el torso desnudo, así es como se hacían retratar los faraones varones. Sin embargo, por contra de los que solía hacer, esta es una escultura bastante afeminada, vemos claramente la forma de los pechos y sus facciones muestran mejillas llenas, ojos anchos con delineado cosmético, nariz aguileña y una boca muy expresiva, algo impropio en las esculturas masculinas. Asimismo, carece de la típica barba postiza que simboliza a Osiris y las proporciones del cuerpo son féminas y delicadas. Estas características nos hacen pensar que Hatshepsut quiso dejar constancia de su identidad de mujer que ostentaba el título de faraón en esta escultura.
La escultura cumple la ley de frontalidad, ya que está representada de frente y es simétrica. Durante el Imperio Nuevo, la severidad y el hieratismo que mostraban las esculturas de los faraones se suavizan, de ahí la leve expresividad que muestra el rostro de Hatshepsut que se concentra en una penetrante y radiante mirada.
La estatua posee una inscripción en el lado derecho en el que se puede leer HIJA DE RA y dos en el lado izquierdo en el que se puede leer SEÑORA DE LAS DOS TIERRAS y LA BUENA DIOSA.


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