ESTATUA SEDENTE DE HATSHEPSUT
Durante la XVIII Dinastía
de Egipto, el Imperio gozaba de un gran esplendor. Uno de los
faraones que consiguió grandes riquezas y conquistas militares fue
Tutmosis I, que junto a Amosis dieron vida a Hatshepsut y a otros
tres hijos varones de los que sólo sobrevivió uno, Tutmosis II, de
salud enfermiza. Para el faraón, su hija era la más apropiada para
ocupar el trono, pero su condición de mujer lo imposibilitaba y por
ello, la desposaron con su hermano para que juntos pasaran a gobernar
el país tras la muerte de Tutmosis I.
Tras
catorce años de matrimonio, Tutmosis II murió dejando un único hijo
varón que dio a luz una simple concubina. Junto a Hatshepsut sólo
tuvo una hija, que una vez más, por ser mujer no podía reinar. Su
hijo varón, de corta edad, fue proclamado faraón bajo el nombre de
Tutmosis III. Dado que el pequeño era demasiado joven para gobernar,
la corte realizó “una consulta a los Dioses” y se acordó que
Hatshepsut asumiría el poder de Egipto como reina regente. Ella, que
ansiaba cumplir el deseo de su padre de ocupar el trono como un
verdadero faraón, se encargó de alejar a su hijastro del poder
mientras se entrenaba militarmente y así gobernó en solitario.
Tal
era el esplendor del que seguía gozando el Imperio, que el pueblo y
los sacerdotes aceptaron de buen grado estar gobernados por una
mujer. Pero lo que ella quería era ser Faraón, algo que estaba
vetado para las mujeres. Sin embargo, su ambición era demasiado
fuerte y con el apoyo de los sacerdotes, a los que dotaba de
privilegios y daba donativos, se autoproclamó hija del Dios Amon y
faraón de Egipto, sin que el joven Tutmosis III pudiera hacer nada
por evitarlo.
Hatshepsut
se convierte en la primera mujer que ostentaba el título de Faraón
y una de las más poderosas de la historia.
El
reinado de Hatshepsut fue tan esplendoroso como lo fue el de su padre,
restableció relaciones comerciales perdidas durante la ocupación de
Hyksos y la riqueza que trajo a Egipto le permitió encargar
numerosos proyectos de construcción en todo el Imperio, así como
numerosas estatuas de su persona, en las que se hacía retratar como
hombre para atribuirse más poder. Estas construcciones y esculturas,
mostraban al pueblo el inmenso poder que esta Reina-Faraón había
conseguido pese a ser mujer. Su reinado duró veintidós años
(1479-1457 a.c.)
Tras
su muerte, Tutmosis III ascendió al trono e intentó borrar todo
rastro de ella destruyendo las numerosas estatuas que de Hatshepsut
existían, mas no pudo deshacerse de todas.
La
estatua elegida simboliza el poder porque vemos a la reina en
su trono con los atuendos que sólo los faraones podían llevar, por
tanto nos muestra a Hatshepsut como la máxima dirigente de Egipto y
la que ostenta el poder, así quiere mostrarse ante su pueblo.
Esta
escultura, que procede del templo mortuorio de la reina, Deir
El-Bahari, en la actualidad se halla en el Museo Metropolitano de
Nueva York. Data del reinado de Hatshepsut (1479-1457 a.c.), está
realizada en piedra caliza y mide 195 cm.
Hatshepsut
lleva la ropa ceremonial de los faraones, falda real, el nemes
rayado, tocado con el Ureus que simboliza a la diosa Uadyet y el
torso desnudo, así es como se hacían retratar los faraones varones.
Sin embargo, por contra de los que solía hacer, esta es una
escultura bastante afeminada, vemos claramente la forma de los pechos
y sus facciones muestran mejillas llenas, ojos anchos con delineado
cosmético, nariz aguileña y una boca muy expresiva, algo impropio
en las esculturas masculinas. Asimismo, carece de la típica barba
postiza que simboliza a Osiris y las proporciones del cuerpo son
féminas y delicadas. Estas características nos hacen pensar que
Hatshepsut quiso dejar constancia de su identidad de mujer que
ostentaba el título de faraón en esta escultura.
La
escultura cumple la ley de frontalidad, ya que está representada de
frente y es simétrica. Durante el Imperio Nuevo, la severidad y el
hieratismo que mostraban las esculturas de los faraones se suavizan,
de ahí la leve expresividad que muestra el rostro de Hatshepsut que
se concentra en una penetrante y radiante mirada.
La
estatua posee una inscripción en el lado derecho en el que se puede
leer HIJA DE RA y
dos en el lado izquierdo en el que se puede leer SEÑORA
DE LAS DOS TIERRAS y
LA BUENA DIOSA.
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